Los alimentos crudos son ricos en vitaminas, sales minerales y oligoelementos, fibra, enzimas y otros fitoquímicos que protegen la salud. Su consumo diario, con las debidas precauciones de higiene, supone distintas mejoras:
Más masticación, menos distensión abdominal. Los alimentos crudos, para tragarse bien, requieren masticarse. Esto redunda en una mejor digestión y, en consecuencia, en una menor hinchazón abdominal y menos fermentación . Además, los vegetales crudos contienen enzimas que ayudan a mejorar las digestiones, por lo que combaten la dispepsia y la flatulencia.
Mejora del equilibrio intestinal, mejores digestiones. Una alimentación rica en alimentos crudos y con un aporte justo de proteína animal favorece el equilibrio entre las distintas colonias de microorganismos que colonizan el intestino. Este equilibrio es necesario para la correcta absorción de nutrientes y la fabricación de sustancias de gran importancia, como la serotonina, un neurotransmisor cerebral relacionado con el buen estado de ánimo.
Mayor incorporación de nutrientes . El calor al que se someten muchos alimentos durante la cocción hace que se pierda o se reduzca de forma sustancial su contenido en vitaminas y antioxidantes, y que parte de sus sales minerales queden disueltas en el caldo . Aunque hay excepciones (como el tomate, cuyo licopeno antioxidante es más activo cuando el tomate se ha cocinado), en general, los alimentos crudos contienen una mayor densidad de nutrientes reguladores. Esto favorece un mayor y mejor aprovechamiento de los nutrientes .
Proveen antioxidantes . El envejecimiento se acelera si el organismo no recibe suficientes antioxidantes que compensen la acción oxidante del oxígeno que respiramos y de los radicales libres, producto del metabolismo o de la exposición ambiental (al tabaco, la polución, la exposición al sol…). Los alimentos más antioxidantes son ciertos vegetales crudos. Estudios sugieren que consumir las frutas y verduras más antioxidantes ayudan a enlentecer el proceso de envejecimiento en el organismo y en el cerebro, relacionado con el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y las degenerativas, como el Parkinson o el Alzheimer.
Estreñimiento. El malestar mejora si se toman alimentos crudos ricos en fibra, que acelera el movimiento intestinal, capta agua, aumenta el volumen fecal y favorece la evacuación. La fibra también ayuda a controlar mejor la glucemia y el peso corporal, por lo que los alimentos crudos han de estar presentes a diario en los menús de las personas con diabetes y con obesidad.