Los prebióticos y probióticos se incluyen en el concepto de alimentos funcionales. Con este término se designa a los alimentos que, además de destacar por sus cualidades nutricionales, aportan beneficios adicionales para la salud.
Los prebióticos son ingredientes no digeribles que tienen la propiedad potencial de mejorar la salud favoreciendo el crecimiento selectivo de bacterias intestinales beneficiosas. Los prebióticos más estudiados son los fructo-oligosacáridos o FOS conocidos como oligofructosa y la inulina. Son carbohidratos presentes en vegetales como ajo, cebolla, puerro, espárrago, alcachofas, raíz de achicoria, tomates, plátanos, etc.
Los expertos recomiendan ingerir entre 2 y 6 gramos diarios.
Además de asegurar el consumo de los citados alimentos está justificado indicar la ingesta de productos que incorporan FOS en algunos casos concretos. Los productos con estas cualidades que se
comercializan son: algunos preparados lácteos, bebidas, alimentos infantiles, galletas y panes.
Los probióticos son alimentos que contienen microorganismos vivos cuyo consumo tiene efectos positivos para la salud por su acción sobre la flora intestinal, pues promueven el desarrollo de bacterias beneficiosas -Lactobacillus acidofilus y Bifidus-. En la actualidad, los únicos alimentos probióticos que hay en el mercado son:
• los yogures: se llama así a la leche fermentada con las bacterias lácticas -Streptococcus thermophilus y Lactobacillus bulgaricus o acidofilus-
• leches fermentadas: productos similares en aspecto al yogur, sólo que fermentados con otro tipo de bacterias comoBifidobacterias, Lactobacillus casei imunitass, etc.
¿Cuáles son los beneficios de prebióticos y probióticos?
Previenen y ayudan a tratar algunas enfermedades
• Diarrea. Las bacterias lácticas inhiben el crecimiento de diversos microorganismos patógenos o dañinos, por lo que son beneficiosas en caso de diarrea de distinto origen: la que cursa tras la toma de antibióticos, diarrea viral o bacteriana, etc.
Los FOS afectan al hábitat intestinal y la actividad de las enzimas, conduciendo a la producción de sustancias -ácidos grasos de cadena corta- que inhiben el crecimiento de patógenos.
• Estreñimiento y meteorismo. Tanto las bacterias lácticas como los FOS favorecen el equilibrio de la flora intestinal, por lo que mejoran el tránsito y la hinchazón asociada a exceso de gases.
• Riesgo cardiovascular y diabetes. Los FOS comparten las propiedades clásicas de la fibra, por lo que, además de regular el tránsito intestinal, contribuyen a reducir los niveles de colesterol y triglicéridos, así como a un mejor control de la glucemia.
• Estabilizan y mejoran enfermedades que afectan al intestino como Crohn y colitis ulcerosa – en particular por el consumo de probióticos-.
Favorecen la digestión de las comidas, la síntesis de vitaminas K y vitaminas del grupo B así como mejora la absorción de nutrientes.
Los FOS estimulan la absorción de minerales -calcio, magnesio, cinc y hierro- y mejoran la mineralización ósea.
Estimulan las defensas
Ambos componentes equilibran la flora intestinal incrementando la resistencia a las infecciones.
¿Son realmente indispensables?
Aunque el potente marketing utilizado para vender estos productos puede hacernos creer que resultan indispensables, lo cierto es que en la mayoría de las ocasiones una dieta equilibrada y variada basta para lograr los beneficios que prometen. Cada persona deberá hablar con su médico de cabecera para evaluar individualmente si favorecerá en su caso la incorporación de productos con agregado de pre y probióticos.