Aunque parezca extraño, existen personas que desconocen si en realidad son obesas o no. Un ejemplo de esto lo conforman los pacientes “delgados metabólicamente obesos” que poseen precisamente un peso normal de acuerdo con los criterios tradicionales. Sin embargo, si se les mide el contenido de grasa corporal, ésta se encuentra paradójicamente alta.
En realidad, lo que ocurre es que estas personas poseen una mayor cantidad de grasa localizada en algunas vísceras, como el hígado y en los músculos del esqueleto. Esto conlleva a un estado de resistencia metabólica a la acción reguladora de la insulina, que se acompaña de la presencia de valores más altos de glucemia (azúcar en la sangre), niveles más bajos de colesterol bueno, conocido como “HDL colesterol” y niveles más altos de triglicéridos (un tipo de grasa presente en la sangre). Como resultado, los pacientes “delgados metabólicamente obesos” presentan, sin saberlo, un riesgo cardiovascular y de padecer diabetes tipo 2 muy elevado, comparados con sus congéneres “delgados y metabólicamente sanos”.
Llama la atención que la mayoría de las personas “delgadas metabólicamente obesas” poseen una historia familiar en donde uno de sus padres o ambos padecen de hipertensión arterial o de diabetes. En otras ocasiones, tienen una historia personal de bajo peso al nacer (menor de 2,5 kg); si son mujeres, frecuentemente reportan problemas de ovarios poliquísticos.
Un rasgo clínico casi siempre presente en este grupo de pacientes es el antecedente de sedentarismo y poca actividad física.
Otro grupo de pacientes lo conforman los “obesos metabólicamente sanos”. A pesar de que estas personas poseen una gran cantidad de grasa corporal en todo el cuerpo y a nivel de su cintura abdominal, no presentan alteraciones de la sensibilidad a la insulina, de la glucemia ni de las grasas en sangre; tampoco parecen tener un perfil de riesgo cardiovascular desfavorable. Generalmente son de edad joven, no fuman, consumen poco alcohol y desarrollan un nivel de actividad física mayor que los “obesos metabólicamente enfermos”.
La existencia de pacientes “delgados metabólicamente obesos” y de “obesos metabólicamente sanos” demuestra que ni el peso ni el aspecto externo de las personas coinciden siempre con su estado de salud.
El profesional debe considerar en todo paciente delgado los antecedentes mencionados, sus hábitos y estilos de vida y proceder rutinariamente a estimar en la consulta los valores de grasa corporal. En los casos sospechosos, deberá realizar otras evaluaciones de laboratorio y, hasta donde sea posible, solicitar la medición, mediante el uso de equipos especiales, del contenido de la grasa visceral.