Qué es la composición corporal, de qué están hechas las personas?
El cuerpo humano está conformado por elementos de la tierra, moléculas químicas, que conforman tejidos y forman nuestro cuerpo. Los elementos básicos son el carbono, el hidrógeno, el oxígeno y el nitrogeno; los cuales en diversas combinaciones forman los nutrientes: hidratos de carbono (azúcares), proteínas y grasas, estos nutrientes son parte de los alimentos que junto con el agua al ser ingeridos por el hombre aportan la materia prima de la que estamos compuestos.
Como dijo Hipócrates (IV a.C): somos lo que comemos.
Para formar nuestro cuerpo obtenemos a partir de los alimentos la energía: hidratos de carbono y grasas y la fuente estructural o plástica: las proteínas, sumando las vitaminas y minerales que en pequeñas cantidades son indispensables para la vida.
La composición corporal tiene un impacto significativo en la salud y tanto el desempeño físico del individuo como el sedentarismo afectan directamente la composición corporal, por ello se desarrollaron técnicas para medir los componentes del cuerpo, los más importantes son la grasa corporal total, la masa magra o sin grasa, la masa ósea y el agua corporal total.
La mayor parte del peso corporal es agua, mientras que menores cantidades corresponden a la grasa corporal total, la proteína, los minerales y los hidratos de carbono. El aumento o descenso del peso corporal puede corresponder a uno o más componentes.
Pero cómo tenemos tanta agua, si me toco y estoy seco?
El agua corporal total promedio del adulto corresponde aproximadamente al 60% del peso corporal, el 40% restante corresponde al tejido seco.
De la masa libre de grasa corresponde un 70% de su peso al agua, mientras que en la masa grasa el agua solo correponde a menos del 10%.
La composición corporal está influida por muchos factores como la edad, el sexo, la dieta y el nivel de actividad física.
En los bebes el agua corporal total corresponde al 70% del peso corporal mientras que en los ancianos sólo al 50%, esto se debe a que en la edad adulta el tejido muscular tiende a disminuir por la disminución de la actividad física.
También existen diferencias de género en la composición corporal, así las mujeres tienen más cantidad de tejido adiposo cuya distribución principalmente se ubica en el hemicuerpo inferior. Esta distribución se relaciona con la postura, con las condiciones mecánicas del embarazo, las necesidades de reservas para el feto y el neonato. La distribución del tejido adiposo en la mujer durante la edad fértil es una expresión secundaria de las hormonas sexuales.
Mientras que en el hombre el tejido adiposo predomina en el hemicuerpo superior, esto se relaciona con la hormona masculina, la testosterona.
Tanto la sobrealimentación como el sedentarismo modifican la composición corporal.
La medición de la grasa corporal es muy utilizada actualmente, casi de rutina cuando los pacientes consultan al médico se la realiza la medición de la composición corporal en el contexto de la valoración del estado nutricional.
Los métodos usados son indirectos ya que no podemos pesar por partes a una persona viva, pero son suficientemente útiles para darnos una noción cierta de la cantidad de agua, grasa y masa libre de grasa que componen el peso corporal.
El cuerpo humano necesita de la grasa corporal ya que el tejido adiposo cumple funciones específicas: es aislante térmico, constituye una almohadilla de amortiguación para los huesos y algunos órganos como el riñón, tiene la importante función de acumular energía y una acción metabólica jugando un papel en el metabolismo y la regulación del peso corporal.
La circunferencia de la cintura expresa la localización de la grasa corporal. La distribución de la grasa a nivel de la cintura nos indica un mayor riesgo para la salud, cuando las mujeres tienen una circunferencia de cintura mayor a 89 cms y el hombre mayor de 102 cms el riesgo de padecer enfermedad cardiovascular está aumentado, tomar el centímetro y medir la cintura es un método sencillo que nos indica que debemos disminuir el peso y aumentar la actividad física.
Cómo es que nuestro cuerpo es capaz de regular el propio peso?
Nuestro organismo cuenta con un sistema regulador que balancea la ingesta energética, lo que comemos, y el gasto energético, el metabolismo basal: lo que gastamos para mantener nuestras células vivas, el gasto de la termogénesis: la energía que gastamos para mantener la temperatura corporal estable en 36ºC y el gasto de la actividad física que varía en las personas si son sedentarias o tienen una actividad física programada.
Sabemos que la ingesta alimentaria se halla altamente regulada existiendo para ello señales periféricas (hormonas, péptidos, los propios alimentos) y señales cerebrales (hormonas, neuropéptidos) todas sustancias que harán que tengamos apetito o saciedad, para regular la ingesta y su finalización.
También los órganos de los sentidos intervienen ya que la vista, el oído y el olfato influyen en nuestro cerebro para favorecer o inhibir la ingesta alimentaria.
El estómago, al llenarse también actúa mecánicamente inhibiendo el apetito y los propios alimentos cuando se absorben le avisan al cerebro que ya puede frenar el apetito, ya hay comida.
El sedentarismo, es una de las principales causas de la epidemia de obesidad. La maravillosa tecnología moderna nos ha brindado más confort pero ejerce un efecto negativo sobre la salud.
La aparición en la mitad del siglo XX de los electrodomésticos, el automóvil, la televisión, computadoras, juegos electrónicos y otros dispositivos que disminuyen el trabajo físico como así también el confort de la calefacción, aire acondicionado hacen que nuestro organismo gaste menos energía para las actividades como para mantener su temperatura corporal una importante fuente de gasto calórico.
La interacción de los factores ambientales con nuestros genes favorecen el aumento de peso, la combinación de un ambiente caracterizado por actividad física mínima para la vida cotidiana y alimentos en abundancia, accesibles y de alta densidad calórica facilitan la propagación de la obesidad y otras enfermedades asociadas como la diabetes y la hipertensión arterial.