Uno de los alimentos más completos y universalmente incorporados a la dieta, la leche, contiene un azúcar llamado lactosa, que muchas personas son incapaces de digerir.
La intolerancia a la lactosa es una afectación de la mucosa intestinal con imposibilidad para digerir la lactosa, azúcar de la leche, debido a una deficiencia de una enzima llamada lactasa.
Los síntomas de la intolerancia a la lactosa son el dolor abdominal, la diarrea, la distensión del abdomen y la flatulencia.
Es una enfermedad que aparece en la infancia pero que va progresando hasta el adulto.
La falta de una de las bases nutricionales, sobre todo para los niños, puede generar pérdida de peso y posible malnutrición. La ausencia de leche en la dieta puede producir falta de calcio, vitamina s A y D, vitamina B y falta de proteínas. Esto hace que necesariamente haya que sustituir la leche por productos similares y de buena absorción.
¿Cómo realizamos el diagnóstico?
Una vez que el profesional ha encontrado los síntomas antes descriptos, contamos con pruebas de laboratorio que nos acercan al diagnóstico
En otros casos se puede recurrir a la biopsia intestinal. Mediante la biopsia de intestino delgado, se realiza un test para comprobar la presencia o no de lactasa en la mucosa intestinal.
Tratamiento
El tratamiento debe garantizar la sustitución de los déficits nutricionales por falta de ingesta de leche. Uno de los más importantes es la falta de calcio, sobre todo en niños pequeños, quienes necesitan el aporte de este mineral para su crecimiento, en la adolescencia y en mujeres sobre todo en embarazo y menopausia. En ellas, los cambios metabólicos hacen que necesiten más aportes de calcio para evitar la osteoporosis.
La otra parte del tratamiento consiste en suprimir de la alimentación la leche y sus derivados. Deben leerse todas las etiquetas de los productos alimenticios, para averiguar si los contienen. Hay un universo de productos que pueden contener leche o sus derivados, y habrá que entrenarse para reconocerlos.
El líquido en base a soja es un buen sustituto por la calidad y cantidad de proteínas que contiene. Otro beneficio de este producto es su bajo costo. Existen preparados compuestos de proteínas de soja con aceites vegetales e hidratos de carbono, completando un alimento nutritivo y sin inconvenientes es la digestión.
Por suerte también contamos en el mercado con leches sin lactosa, que garantizan una buena opción para incluirlas en el plan alimentario diario.