Son muchos y ciertos los beneficios para la salud que se le atribuyen a la práctica de actividad física.
Para las personas diabéticas, constituye uno de los pilares de tratamiento, junto con el plan de alimentación, la farmacoterapia, la educación diabetológica y el apoyo psicológico.
Además de los beneficios a nivel cardiovascular, mejorar el nivel lipídico, bajar el nivel de la presión arterial , y de las mejoras en el estado de ánimo que produce, la actividad física permite mejorar el control glucémico ya que aumenta el consumo de glucosa por parte de los músculos, y mejora la capacidad del cuerpo para usar insulina.
A tal punto, que a los diabéticos que usan insulina se les recomienda que cuando vayan a hacer actividad física no se apliquen o disminuyan la dosis, según el caso.
Y como si fuera poco retrasa la aparición de complicaciones propias de la enfermedad.
No hay que olvidar que es muy importante el automonitoreo antes y después del ejercicio, para ir controlando la glucemia y hacer los ajustes necesarios en cada caso con respecto a la medicación, la alimentación y el tipo de ejercicios a realizar.
Siempre es conveniente disponer de 15 a 20 gramos de hidratos de carbono para consumir por cada hora de actividad física que se realice.
Se recomienda la realización de ejercicios aeróbicos (caminata, trote, bicicleta, natación, baile), con una frecuencia diaria y de una duración no menor a los 30 minutos por día. En aquellos pacientes que se aplican insulina, no es conveniente que la realización de actividad física coincida con aquellos momentos en los que ésta tiene su pico de acción para evitar hipoglucemias.
De cualquier manera, si Ud. es sedentario, antes de comenzar cualquier plan de ejercicios físicos, es conveniente que consulte con su médico de cabecera para que él evalúe sus condiciones y le indique particularmente en cada caso qué tipo de actividad le conviene realizar, con qué frecuencia, de qué duración, a qué intensidad y durante cuánto tiempo. Todo esto dependerá de su edad, el grado de control metabólico de la enfermedad y de otras condiciones particulares.
Mientras tanto, puede comenzar modificando ciertos hábitos sedentarios, sin demasiado esfuerzo y con grandes logros a corto plazo; por ejemplo:
• Camine mientras habla por teléfono.
• Juegue con sus hijos
• Saque a pasear al perro.
• Use menos el control remoto.
• Trabaje en el jardín, que además lo relajará!
• Limpie la casa.
• Lave el auto.
• Aumente el tiempo y el esfuerzo para hacer las tareas domésticas. Por ejemplo, hacer dos viajes para guardar los alimentos en vez de hacer un solo viaje.
• Use las escaleras.
• Estírese o camine durante los descansos en vez de tomar café y comer algo.
• Salga de la oficina durante la hora del almuerzo y aproveche a dar una vuelta.
Para mantener un estilo de vida activo es importante encontrar algunas actividades que le guste hacer. Si ve que siempre está inventando excusas para no hacer ejercicio, piense en por qué. ¿Son realistas sus metas? ¿Debe cambiar sus actividades? ¿Sería mejor hacer la actividad a otra hora del día? Siga intentándolo hasta encontrar una rutina que le convenga. Una vez que la actividad física sea un hábito, se preguntará cómo ha vivido tanto tiempo sin ella.