Archivado en 20 agosto, 2014

NUTRICION Y CEREBRO

20 agosto, 2014

Recientes investigaciones han demostrado que la dieta saludable disminuye la posibilidad de desarrollar enfermedades neurodegenerativas y demencia.

La pérdida de la memoria y los déficit de atención son síntomas iniciales de la degeneración neuronal. Cuando el olvido de actividades rutinarias como comer, higienizarse ponen una alarma importante en personas que antes se olvidaron de otras pequeñas conductas diarias como las llaves, las fechas importantes para la familia, etc. Los suplementos nutricionales siempre fueron asociados a una mejoría en el funcionamiento del cerebro dando así sentido a los llamados “tónicos para la memoria”  como vitaminas, minerales, bebidas anti-age sostenidas en la idea que mejoran la salud del cerebro y sus capacidades.

El cerebro humano consume gran cantidad de glucosa y oxígeno diariamente, la glucosa como nutriente preferido de las neuronas (células cerebrales) hace que su ingesta sea considerada de gran importancia para optimizar el rendimiento cerebral. Otros nutrientes importantes para el cerebro lo constituyen los llamados micronutrientes como las vitaminas del complejo B (B6 y B12), el ácido fólico, la colina, la acetil carnitina y el ácido alfa-lipoico cuya función antioxidante es conocida.

Desde las primeras etapas de la vida, la nutrición desde el embarazo, tendrá efecto sobre el cerebro humano. Es en el último trimestre de embarazo donde el cerebro humano comienza su etapa más crítica que continúa hasta casi los dos años de vida, momento en el cual se completa su crecimiento.  En éstas etapas es de suma importancia el aporte de ácidos grasos poliinsaturados, especialmente los omega 3, ya que son necesarios para la formación del tejido nervioso y para generar y transmitir la información neurológica.  Si la madre consume una cantidad suficiente de alimentos ricos en omega 3, como pescados de aguas frías, frutas secas, aceites de canola u oliva durante el embarazo y lactancia se asegurará cubrir dicho nutriente en el feto y recién nacido. Al incorporar la alimentación al niño, debemos asegurarnos que la misma contenga una buena cantidad de ácidos grasos omega 3 para mejorar el desarrollo cerebral durante la infancia.

NO asegura una buena salud del cerebro una dieta rica en grasa, pobre en fibra y baja en frutas y vegetales

SI favorece la dieta mediterránea,  a la cual se relaciona con mejor función cognitiva y un menor riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer

Los cereales y las legumbres, sirven de sustrato energético (glucosa) al cerebro humano que, pese a su pequeño volumen (del 2% al 3% del peso corporal), consume el 20%-25% del oxígeno y la glucosa que precisa el organismo para funcionar en condiciones normales. La ingesta de aceite de oliva (ácidos grasos monoinsaturados), de pescados de aguas frías y frutos secos, por su contenido en ácidos grasos poliinsaturados omega 3 y omega 6 sumado a un consumo moderado de carne vacuna rica en vitamina B12, actúan en conjunto como protectores. Comer diariamente frutas frescas, hortalizas y una pequeña cantidad de frutas secas aporta la cantidad de  vitaminas B1, B6 y B9, y de antioxidantes (vitaminas A, C y E), cuya deficiencia se asocia a una disminución de la capacidad cognitiva.

Los factores ambientales y el estilo de vida favorecen la retención y las funciones cognitivas cerebrales. La calidad de la dieta, el ejercicio regular, las relaciones sociales saludables y la estimulación mental temprana y mantenida con la edad son los que aseguran una mejor plasticidad del cerebro ya que aumenta la función de las neuronas, se estabilizan sus conexiones, se promueve el nacimiento de nuevas neuronas permitiendo su desarrollo y maduración. Con aportar una sola vitamina en altas dosis o un solo oligoelemento no aseguraremos una mejor función cerebral no es necesario usar suplementos cuando la calidad nutricional es buena a lo largo de toda la vida.