Volvemos a recordales algunas recomendaciones que favorecen una alimentación saludable.
- Realizar 4 comidas al día (desayuno, almuerzo, merienda y cena) y colaciones a media mañana y media tarde. Estas últimas permiten no llegar con tanto apetito a la siguiente comida.
- Consumir lácteos descremados diariamente (leche, yogurt, quesos). Con 2 a 3 porciones por día se garantiza un aporte adecuado de calcio.
- Consumir carnes diariamente. Seleccionar cortes de carne vacuna magros (bola de lomo, cuadril, nalga, peceto, cuadrada, lomo), pollo sin piel y pescados (de mar o de río, magros o grasos, pez ángel, merluza, salmón, lenguado, lisa, mero, brótola, abadejo, atún, sardina, jurel). Eliminar la grasa visible antes de cocinarlos.
- Consumir 3 huevos semanales y hasta 2 claras por día.
- Ingerir 5 porciones entre frutas y verduras al día de todo tipo y color. Es la mejor manera de obtener los beneficios de las vitaminas, minerales y la fibra.
- Consumir cereales (arroz, cebada, centeno, maíz, trigo) y derivados como panes, harinas, pastas, preferentemente integrales.
- Utilizar aceites vegetales para aderezar ensaladas como oliva, soja, girasol, maíz, uva, canola.
- Consumir frutas secas (almendras, nueces, avellanas) y semillas (lino, girasol, sésamo)
- Beber 2 litros de líquidos al día.
- Utilizar métodos de cocción saludables (sin grasa agregada) como plancha, parrilla, microondas, hervido, teflón. Evitar frituras y salteados.
- Agregar especias y hierbas a las preparaciones es una manera óptima de darle sabor a las comidas sin utilizar sal ni aceite en exceso.
- La gelatina dietética puede ser consumida libremente entre comidas.
Realizar actividad física; es muy importante ya que mejora la tonicidad muscular, ayuda a mantener el peso corporal, aumenta el colesterol (HDL), disminuye la tensión arterial y mejora la salud psico-físca. El pasaje del sedentarismo a la actividad debe ser paulatino y controlado.